Después de que Zapatero inyectara millones de € a la banca privada para sanear las deudas imposibles que habían contraído para hacerse de oro, nos llega el momento de pagar la factura al pueblo para sanear la deuda del estado. La deuda de los banqueros la terminamos pagando nosotros/as, entre otras formas, con recortes a los servicios públicos.
Para el año entrante la Universidad Pablo de Olavide reduce en un 18% la inversión por estudiante respecto al año anterior. Miedo da pensar en el futuro si ya sin este nuevo recorte había clases sin profesorado (la promoción previa al cambio de planes de estudio, asignatura que suspenda, asignatura de la que no tiene docencia) y la universidad exige conocimientos que no imparte (para graduarte necesitas aprobar un nivel B1 de lengua extranjera… ¡pero no hay clases públicas de idiomas!). A esto hay que añadirle que los recortes también afectaron al transporte público y ya no hay autobús que llegue hasta el campus (que está fuera de la ciudad) y la subida general de precios para pintar un cuadro que cada vez nos aprieta más el cuello.
